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Entrevista a Susana Hornos, autora de Mañana seremos otro día

  • davidCAI
  • hace 6 días
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: hace 5 días

En CAI Project LA creemos en el poder de la cultura para derribar fronteras. Por eso hoy compartimos con enorme entusiasmo esta conversación con Susana Hornos: actriz, dramaturga, directora y, ahora, novelista. Su trayectoria transita entre España, Argentina y Estados Unidos, y su obra destila la riqueza de todas esas geografías humanas. Con motivo de la publicación de su primera novela Mañana seremos otro día, editado por La esfera de los libros, quisimos conocer la trastienda emocional y creativa de una artista que escribe, actúa y dirige con el mismo compromiso apasionado. 


¡Hola Susana! ¿Qué es lo que más disfrutas de escribir libros y obras de teatro?

Lo que más disfruto es esa extraña soledad, digo extraña porque todas esas horas en solitario estás acompañado por muchos personajes y lugares que forman parte de ti durante ese viaje. Son personajes que conviertes en personas, los sigues y te sorprendes con ellos, te metes en sus terrenos oscuros y lloras cuando algo que estás escribiendo les produce felicidad; lo fascinante para mí, es que esa magia ocurre en tiempo real. Una vez en un taller en Madrid con mi querida coach y amiga a lo largo de muchos años, Jo Kelly (otra trotamundos) un actor español le replicaba que él no quería ni llorar, ni vivir, ni sentir, que él era “otro tipo de actor”. Recuerdo que ella se quedó desconcertada —¿Pero entonces para qué quieres ser actor? Lo más bonito que tenemos son nuestros sentimientos—. Me pasa lo mismo con la escritura. Implicarme emocionalmente es mi única forma de crear. Es una elección. Jamás diría que es así como hay que hacerlo, pero para mí, es el verdadero goce.


Susan Hornos
Fotografía Geraldine Leloutre

¿Recuerdas la primera vez que te subiste a un escenario o que escribiste una historia? ¿Cómo fue esa experiencia?

Que escribí una historia sí, la actuación llegó bastante tarde en mi vida. Tuve la fortuna (¡qué importante es!) de que varias de mis profesoras de literatura y lengua nos hicieran escribir. Dos recuerdos tengo muy claros. El primero fue en el año 81 (9 años), escribí un poema que ocupaba ¡todo un cuaderno de ciento veinte páginas! sobre las cuatro estaciones, aún sueño con la cara de mi profesora cuando se lo entregué, pero cuando tuve conciencia real de lo que es escribir fue cuatro años después, hice una redacción sobre mi primo (había fallecido con ocho años), yo prácticamente no lo conocí pero en aquella época no era común mencionar a los qué ya no están; no hablaba de él sino del silencio sobre él. Espié a mis padres mientras leían mi redacción, recuerdo verlos llorar juntos en la cocina, no fue el llanto, fue el “darse cuenta” de ellos, lo que se me coló dentro. Almudena Grandes lo decía muy bonito: escribir es una forma de luchar contra el olvido.

Respecto al escenario, en realidad fue en la Escuela de Arte Dramático, yo estaba en la Universidad y acompañé a una amiga a hacer las pruebas para entrar, me animé y las hice con ella sin saber dónde me metía…Justo había que hacer un pequeño monólogo (“Educando a Rita” de Willy Russell) y me metí en el juego. Solo recuerdo esos minutos previos entre bambalinas, el silencio, los compañeros…me di cuenta que no quería irme de ahí. Afortunadamente, me sigue pasando en cada función.


Naciste en Logroño, España, y has desarrollado tu carrera entre España y Argentina. ¿Cómo han influido estas dos culturas en tu desarrollo personal y artístico?

Más que las dos culturas, que también, han sido las personas de esas dos culturas. En Argentina aprendí a trabajar con la Memoria, a darle el valor del Presente, de la creación, del equipo, gracias a instituciones como Madres de Plaza de Mayo, HIJOS y tantas…pude hablar de la historia de mi país estando allí porque, te lo digo en criollo, “lo mamé” viviendo allá. Pero a la vez todo lo que soy, riojana, de lugar chico, nieta de dos abuelas tan bellas y diferentes, absolutamente todo de lo que estoy hecha se cuela en mi escritura, influye también mi tribu, pienso en mi grupo de amigas, cubanas, colombianas, chilenas, dominicanas, americanas, ecuatorianas, argentinas…ellas son también parte de mi desarrollo y aprendizaje, me ayudan a estar despierta al mundo.

 

Tu trayectoria abarca roles como actriz, escritora y directora. ¿Cómo ha sido transitar entre estas disciplinas y de qué manera se enriquecen mutuamente en tu trabajo?

No soy consciente del cómo, sé que ocurre a cada paso. Muchos de los ejercicios que uso para mi actriz, forman parte también de mi escritura. A veces (me ha ocurrido en mi primera novela) esbozos que había comenzado para algún personaje teatral, se han convertido en personajes literarios. Me parece que vuelvo a la primera respuesta de esta nota. Es posible que al necesitar construir y crear desde lo emocional, más que lo intelectual, sea inevitable que ambos mundos se nutran, al meterte en los porqués de un personaje, en cómo putean o por qué recuerdan algo en un momento determinado, en cómo les gusta cocinar o por qué no les gusta un color, los detalles, lo concreto, no importa si es en papel o en un escenario, intento que se alimenten de verdad. 



Susana Hornos- actriz - Fotografía de Akira Patiño
Susana Hornos- actriz - Fotografía de Akira Patiño

¿Qué es lo más bonito y lo más difícil de ser una artista que vive entre diferentes países?

Lo más bonito para mí es abrir los ojos, ampliar la mira, hay un lema que ahora circula a veces en redes, en el que hace años creo, cultura sin fronteras #cuturewithoutborders Por mucho que el mundo se enrarezca, que la xenofobia regrese en forma de patriotismo marrullero, que la tecnocracia intente dividir y crear fronteras, hay un lugar al que no podrán derrotar, la cultura: cine, series, teatro, libros, pintura…ahí tenemos el privilegio y la responsabilidad de unirnos, de eliminar prejuicios y barreras, por eso una película realizada en una ciudad de Irán nos conmueve, o un capítulo de una serie británica da la vuelta al mundo, un libro de un mexicano o una pintura de un ruso. No importa la procedencia, es la conexión. Eso que nos hace humanos, no pueden derrotarlo. A más racismo, más educación, más cultura. Esa debería ser nuestra lucha diaria. 


¿Hay algo de tu vida personal o de tus raíces españolas que siempre aparezca reflejado en lo que escribes?

Creo que siempre se me cuela de dónde soy sin darme cuenta y también mis abuelas. No adrede, pero hace poco me lo dijo una amiga (Zaida Rico, con la que co-escribí hace varios años tres montajes teatrales) y creo que tiene razón, se me cuela el campo, los viñedos, los abuelos…


¿Te gusta más escribir libros o actuar en el teatro? ¿Por qué?

No tengo respuesta a eso. Amo ambos mundos.


¿Cómo ha sido la transición de escribir guiones y obras de teatro a escribir una novela? ¿Qué desafíos y satisfacciones encontraste en este proceso?

Guiones he escrito muchos, pero están en un cajón…teatro afortunadamente supe darles vida dirigiendo. La transición fue previa, el día que decidí escribir esta historia, el momento que pensé: no es teatro, es novela. En ese momento de mi vida, pensar en lo literario, más que en lo teatral, sentía más libertad. Digo en ese momento porque capaz ahora, otra historia aparece y necesito imaginarla en un teatro. Es cierto que una vez que arranqué a escribir el primer capítulo ya no pensé más en ello.


Hablemos de tu primera novela, Mañana seremos otro día. ¿Qué te inspiró a escribir esta historia y qué mensaje principal deseas transmitir a los lectores?

Justo había comenzado tiempo atrás a esbozar dos personajes (Carmen y Tomás) sin saber para qué, más pensaba en teatro, pero no sabía aún, lo hago bastante. Un día, estando en Los Ángeles (gracias al Brisk Festival) en una de las caminatas que daba a diario desde Venice a Santa Monica vi una escena hermosa y dolorosa, dos personas miraban el amanecer desde una pick up, estaban sentados en la parte de atrás, tapados con una manta, una de ellas estaba muy muy enferma, claramente le quedaban días, y aún así, miraban hacia el mar llenos de dulzura y amor. Esa imagen está en la novela hacia la mitad más o menos pero fue el inicio de todo. Fue el momento en el que me di cuenta de que Carmen y Tomás se conocían. El mensaje es que hasta en tus momentos más duros, en tu mayor trauma siempre hay una mano amiga que te puede ayudar.



Mañana seremos otro día - Susana Hornos
Mañana seremos otro día - Susana Hornos

¿Qué le dirías al público de Los Ángeles y a los lectores potenciales de Mañana seremos otro día sobre lo que pueden esperar al sumergirse en las páginas de tu novela?

No soy quien para dar lecciones de cómo sentarse frente a un libro, a mí me gusta darles lugar, no necesito correr, bastante tenemos que hacerlo en el día a día. Aunque son ya muchas las personas que me han hablado de la esperanza que les ha dejado la novela, y les diría eso, que en momentos donde el mundo va a la contra, nos hace bien que vidas imaginarias en una novela nos recuerden la realidad, que un mundo mejor es posible.


¿Qué lugar ocupa Los Ángeles, California, en tu vida? ¿Has tenido alguna experiencia allí que te gustaría contarnos?

Los Ángeles llegó a mi vida en dos momentos muy duros, uno al año de perder a mi marido, la segunda vez, al año de perder a mi hermana. Siempre creo que aunque no es una ciudad fácil, está llena de desconocidos (entonces) que me echaron una mano, me ofrecieron un lugar, no les importaba quién era yo (en España siempre tienes que ser alguien…) sino qué estaba creando, qué me gustaba, qué leía…agradezco mucho a aquel mundo latino americano, americano latino que me abrió sus puertas sin saber nada de mí ni importarles quién era, solo que era capaz de hacer o compartir.


¿De qué manera crees que plataformas como CAI Project LA pueden apoyar a artistas emergentes?

Las propias palabras que os definen significan todo para mí, encuentro, espacio, discusión, inclusión…fijaos que yo hablaba de mi “lema”: cultura sin fronteras. Vosotros no habláis, vais mucho más allá, lo ponéis en el cuerpo, en el compromiso, en el hacer. Yo necesito crear pensando en la diversidad, personas como ustedes, nos recuerdan que hay un lugar donde eso es posible. Vuelvo a lo que decía antes, a mayor racismo, edadismo, fobias de cualquier tipo, más cultura y más educación. Son plataformas como CAI Project LA las que nos recuerdan que no debemos bajar los brazos, sino unirlos y apretarlos bien fuerte entre nosotros.


Desde CAI Project LA agradecemos a Susana Hornos el tiempo y la pasión que ha volcado en esta conversación. Su mirada sobre la memoria, la identidad y la creación artística nos inspira a seguir promoviendo una cultura sin fronteras. ¡Gracias, Susana, por recordarnos que el arte es, y debe ser siempre, un puente que nos une! 

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